Alvaro la sencillez de un campeon

No recuerdo bien, creo que era a la vuelta de un viaje de ICA, recien descendidos del avión y una vez rumbo a nuestra tierra natal y un poco antes de la parada de rigor, a medio camino entre Madrid y Granada, más o menos por Manzanares donde ponen unos huevos fritos y unas patatas que siempre aunque sea a 11.000 km. de distancia nunca faltan en nuestro recuerdo, aunque la verdad sea dicha en el Austria, el hotel donde nos alojamos en ICA, el superintendente, manager, somerlier, cheff y demás "Richar" todos los dias nos pregunta con que nos puede dispensar en el almuerzo, y las patatas fritas casi nunca faltan, pero no sé si será el aceite, la salten o que "como la tierra de uno no hay ná" que mis compañeros de fatigas "el martinez y la anita", van contando los kilometros desde que tomatos tierra firme hasta que llegamos al lugar de avituallamiento oficial. Pues bien, un día de esos, una vez en ruta sintonizamos la radio y oigo hablar de un tal Alvaro Molina y de los problemas que tiene en la busqueda de patrocinadores, de inmediato me pregunté ¿cual hubiere sido la suerte de Alvaro si su carrera, la profesional, se estuviera desarrollando en el norte de nuestra querida España? porque según quise entender los que se gastan los cuartos en decorar las motos estan en otro sitio que, desgraciadamiento, no es Andalucia. Unos meses despues, casualidades de la vida, me invitan a los Premios Imagen de Granada, este año mi amigo Fernando Infante y por supuesto los artifices de la cadena de hoteles MA han decidido reconocer el trabajo de UPA en PERU, y además la brillante carrera profesional de Alvaro, esta circunstancia nos lleva a compartir silla y unas breves palabras antes del inicio del acto, durante el mismo participamos de un interes mutuo sobre lo que hacia cada uno de nosotros, Alvaro preguntaba sobre cual es la situación de las gentes de Peru? como viven? qué necesidades tienen? yo en cambio queria saber qué come un campeón? que vida lleva? a cuanto tiene que renunciar? etc. Creo que ambos nos vimos como campeones él en lo alto de una moto y yó llevando ayuda a Perú. No me equivoco al pensar que por un momento le dí envidia a Alvaro, por haber tenido la enorme suerte de encontrarme con la posibilidad de ayudar a personas que se encuentran en una situación de extrema miseria y necesidad. A partir de ese día, puede decir, sin temor a equivocarme, que tengo un adecto solidario más y que puedo contar con Alvaro para lo que necesite. Por cierto, estará en el telemaratón de la solidaridad el próximo día 21 de febrero. Suerte campeón.