Comienza la campaña de espárrago, los agricultores de los municipios de la Vega de Granada asisten con la esperanza de que este año será el mejor, el mejor en cuanto a producción, aunque saben que sí la cosecha es alta el precio será bajo, pero es tal la incertidumbre en la que permanentemente viven que ya apenas les queda espacio para la ilusión, ni tan siquiera para emitir un pronóstico que les alivie del trabajo de la campaña. Que hace frio y no sale el espárrago, que hace calor y la calidad baja, que graniza y daña el turión, que escarcha y se hiela el espárrago, que la semana santa viene antes y a partir de ahí el esparrago baja de precio, es decir tires por donde tires te pilla el toro. Si hay una cosa clara es que el espárrago no entiende de semana santa, de vacaciones, de procesiones o de que a los agricultores tambien necesitan unos dias de absueto que les permita recobrar la fé y la esperanza de que este año será el mejor, que la climatología la tendrán de su mano y que todos los santos se acordaran de ellos. Pero no sé lo que pasa que cada año tenemos elementos nuevos, todos ellos de corte negativo, este año la excasez de precipitaciones nos tiene inmensos en una sequia, ya se dice que la peor de los ultimos 70 años, lo que hará que el cultivo no se pueda regar y por tanto comprometerá la recolección. Y es que establecer un pronóstico en el campo es cosa de insensatos. Yo he acabado por darle la razón a mi amigo Antonio el de Hernán Valle que dice: "aquí lo único medio seguro es cuando sales de casa y miras hacia el cielo".
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