miércoles, 7 de mayo de 2008

DIA 7 MADRID. LOS GANADEROS MUY CALIENTES.


6.00 de la mañana. Estoy a la espera de que mi amigo Jimenez Almagro me recoja en casa para emprender viaje a Madrid. Para aliviar la espera conecto la tele y sigo atento el pronóstico del tiempo, todo apunta a que la lluvia hará descender unos cuantos grados la temperatura de la capital y a buen seguro la extrema situación que está viviendo el sector ganadero, que no solo está caliente está que arde, así lo manifestarón los compañeros gallegos días atrás en su comunidad, la desesperación, la indignación y la falta de respuestas al problema han originado que un día sí y otro támbien se lanzen a la calle para reclamar y exigir medidas que contraresten la situación agónica por la que están pasando. En este momento aparece mi compañero de viaje hasta Madrid. Jimenez es un ganadero de Alhama de Granada, su debilidad las cabras y su ilusión morir con ellas. No es hombre de amilanarse por nada, ama la Sierra de Loja, donde desarrolla su trabajo díario, y se vanagloria de que yá tiene sustituto en la actividad, su hijo, que ha heredado las mismas pasiones de su padre. Jimenez tiene aspecto de ermitaño, ojos caidos, balba semicanosa y encrespada, tez curtida, mirada convencida y de corazón sano. Los intentos por hacerle ver que el mejor futuro de su hijo no estaba en la piara de cabras que conforma su patrimonio fueron muchos, me costó mucho mantenerme en silencio y aceptar las razones por las que él se sentia honrado de que su hijo tomara las riendas de su actividad. Yá por Almuradiel, provincia de Ciudad Real, intenté sombrear su sentimentalismo comprometido y atisbarle que el estado del bienestar no es compatible con la agricultura ni con la ganadería, al menos por estos momentos. Sin embargo ere que ere su pasión y sus conocimientos lo llevaban a la defensa de un trabajo que cada vez quedan menos personas que lo sepan hacer, se refería al de pastor. Su ultimas palabras a modo de sentencia cerraban el tema " la cosa no es que este mal está peor, pero mi vida es esta". Al hilo del viaje me relató su ultima visita a Madrid, hace 30 años, en ese momento pensé si yo podría dejar de visitar Madrid al menos un més, y la respuesta es nó. Sobre las 10.00 llegabamos a nuestro destino. Solo hizo falta un par de consultas a los taxistas, por cierto este gremio no cambia ni en Madrid, para llevarnos a las primeras pancartas de UPA. Engalanados con gorra, silbato y en el caso de Jimenez con un cencerro que solo podia colgar del cuello de un animal de grandes dimensiones, iniciamos la marcha con cánticos de acritud hacia el gobierno y flanqueados de miles de ganaderos venidos de toda España que hoy dejaron su negocio en manos de su mujer, hermano o vecino, para que este expresara sus ideas. A las 14.00 abandonamos la lírica y las pancartas y se dá por concluido el acto frente al Ministerio. En este momento tomo el metro dirección a Nuevos Ministerios para despues coger la linea 8 hasta a Barajas, un vuelo hará posible que pueda estar presente en el concierto del Orfeón de Granada y el Coro de Michigan a partir de las 20.30.

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